Nunca olvides que te quiero
Delphine Bertholon
Editorial: Grijalbo
Año publición: 2010
Páginas: 328
Género: Narrativa.
- Sinopsis -
Madison se baja del autobús del colegio para ir a casa. Es la última vez que se la ve. Ha sido secuestrada. Sólo tiene 11 años, aunque es una niña lista, despierta y extremádamente creativa. Los que la conocen dicen que es muy madura para su edad. A través de unos cuadernos, la pequeña intenta evadirse de su realidad, esa que la tiene encerrada en un sótano sin ventanas y, con ellos, se acerca un poquito más a la ansiada libertad.
A su vez, Léonore, la madre de Madison, le escribe cartas a su hija, aún sin saber si está viva o muerta, con el fin de desahogarse y contarle todo lo que sucede a su alrededor y a ella misma. Cada carta termina con la frase: "Nunca olvides que te quiero".
Por otro lado, Estanislas, el joven profesor de tenis de Madison y del que ella está profundamente enamorada, intenta encontrar el amor, pero aún no se ha dado cuenta que eso le está quitando su libertad.
- Opinión personal -
El libro me lo regaló mi madre el año pasado. Lo que más me llamó la atención fue su portada.
Es una lectura a tres voces. Por un lado, Madison intenta evadirse de ese horrible sitio donde la tienen cautiva. Sabe que su secuestrador no quiere hacerle daño pero no consigue hacerle entender que la tiene encerrada por la fuerza, que ella no quiere estar allí. De vez en cuando, intenta hacerle creer que está bien allí, portándose bien, para que él le consiga alguna cosa (un diccionario, un cuaderno, ropa...), incluso dejarla salir al patio para poder ver la luz del sol y respirar aire puro. Pero no siempre consigue lo que quiere.
La madre de Madison está segura de que su hija sigue viva y por eso le escribe cartas, cartas que no envía a ningún sitio y de las que nadie sabe. Se las oculta a su marido que, prácticamente, ha dejado de creer que Madison volverá. Ella se aferra a su recuerdo, manteniéndolo vivo. No está dispuesta a darse por vencida y esperará lo que haga falta.
El profesor de Madison está saliendo con una chica, hasta que conoce a "Yo misma", una preciosa mujer que un día se encontró por casualidad en el parque y que creía no volvería a ver. Es fotógrafa y, Stanislas le muestra un libro de fotografías que el abuelo de Madison había publicado sobre su nieta. Se enamora perdidamente de ella, aunque no es recíproco. Él lo sabe pero no quiere verlo. Desea tenerla a su lado siempre y que ella sienta algo por él pero eso es imposible, porque "Yo misma" es una chica inquieta que no quiere atarse.
Al principio, cuando empecé a leer el libro, pensé que me iba a volver loca. Me descolocaban las fechas y no tenía claro quién de ellos hablaba. A medida que fui avanzando en la lectura, empecé a engancharme y a tenerlo todo más claro.
Madison me ha parecido un pelín repelente. Para ser una niña de once años, aunque sea superdotada, utiliza palabras y expresiones un poco enrevesadas. No creo que fuera muy popular entre sus amistades. La madre es todo ternura y creo que su papel en la novela es totalmente acertado. Con Stanislas tengo mis reparos. El chico es un poco bobo, en mi opinión y, en alguna ocasión, la autora utiliza el mismo vocabulario para ambos personajes. Es decir, no me refiero a los que concretamente expresa diciendo que "Eso es lo que diría Madison", sino en su día a día.
De todas formas, me ha gustado. No es uno de mis preferidos, pero le pondría un 7 sobre 10.
1/2
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