Las ranas también se enamoran (Megan Maxwell)

Las ranas también se enamoran

Megan Maxwell

Editorial Versátil Romántica
2011

384 páginas

Chick-lit

- Sinopsis -

Marta Rodríguez es una joven y divertida madre soltera que conduce una Honda CBF 600. Trabaja en el taller de moda flamenca de Lola Herrera, donde hace un poco de todo. Tan pronto soluciona temas de banco como diseña y cose el mejor vestido de flamenca. La vida de Marta, y su entorno, da un giro de 180 grados cuando el hijastro de su jefa, Philip Martínez, un empresario inglés, serio a la par que sexy, se cruza en su camino. ¿Qué será Philip, una rana o un sapo más en el gran charco de la vida?

- Sobre la autora -

Megan Maxwell nació una fría tarde de febrero en Nüremberg (Alemania). Es hija de una española y un americano. Antes de cumplir su primer año de edad, su madre, una toledana muy guapa, hizo las maletas y juntas regresaron a España. Concretamente a Madrid, donde su familia las recibieron con los brazos abiertos. En su niñez siempre le gustó leer libros sobre mujeres decididas, valientes y con carácter. Nunca le gustaron las féminas modositas.
Como Megan siempre dice: “Para mí, escribir es soñar”. Por ello escribe, sueña, inventa y crea historias sobre mujeres de rompe y rasga. Mujeres dispuestas a dejar su pequeña huella en el mundo y demostrar que eso de que somos el sexo débil está obsoleto y anticuado.
Durante años trabajó como secretaria en una asesoría jurídica. Allí escuchó los problemas de muchas personas, hasta que un día decidió hacer algo con su propia vida. El destino le dio una oportunidad y se lanzó a la piscina dispuesta a conseguir su sueño: publicar sus novelas.
Megan Maxwell vive en un encantador pueblo de Madrid, en compañía de su marido, sus dos hijos, sus amigos y su perro Drako.

- Opinión personal -

Qué bien me lo he pasado con esta novela. Me he reído tanto...

Y es que, Megan derrocha humor, desparpajo y naturalidad durante toda la novela.

Todo empieza con Marta, la protagonista, que vive feliz junto a su hija, a la que tuvo siendo muy joven. Trabaja en lo que más le gusta y tiene a los mejores amigos del mundo. Sólo hay una cosa que falla en su perfecta vida: el amor. Acaba de salir de una relación en la que no se sentía valorada y por fin se siente libre, sin ataduras.

Tuvo una infancia y una adolescencia muy difíciles, pero eso no la hizo rendirse. Gracias a su coraje y a la ayuda de Lola, rehará su vida y criará a su hija. Entonces, conocerá a Philip, un rubio, guapísimo y refinado inglés, un compendio de lo que ella misma aborrece.

Una historia dura la de Marta, sin duda. La novela tiene toques dramáticos, claramente amor, romanticismo, escenas de sexo y, por supuesto, ha tenido un papel muy importante el humor. Y este último se reflejaba a través de los personajes. Tal vez, Philip junto con Marta y Vanesa hayan sido los más sosainas (siempre hablando de los personajes más relevantes, claro), aunque la protagonista sí haya tenido sus arranques de vez en cuando. Pero cuando se trata de hacer reír, nos encontramos con los chascarrillos de Adrián, el amigo gay y mediador cuando hay una discusión, que busca a su príncipe azul. Luego está Patricia, la otra amiga de Marta y sin pelos en la lengua. Dice las cosas como le vienen y, al igual que sus amigos, también está soltera. Por último, podremos disfrutar del acento sevillano de Lola, con sus expresiones al más estilo andaluz.

La relación de Marta y Vanesa (madre e hija) me ha parecido muy real, teniendo en cuenta la edad de ambas. Se consideran amigas, colegas, dos chicas que se lo cuentan todo, hasta que la última llega a la adolescencia y, ante esa supuesta libertad que tiene y los consejos de su progenitora, la relación comienza a cambiar, dando lugar a situaciones insostenibles.

Antes de terminar, tengo que hacer mención de la portada. Ese rojo intenso, con sus lunares blancos y esa simpática ranita son de lo más atrayentes, ¿no creéis?

Si buscáis una novela entretenida, fresca y divertida, no dudéis en leer Las ranas también se enamoran.